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milenarismo económico

Europa, en la Edad Media, debía ser muy parecida a un comic de Alan Moore: había un loco prediciendo el apocalipsis en cada esquina. O al menos, eso es lo que nos han contado. Parece que la cosa se agravó al acercarse el año 1000 (cómo nos gustan los números redondos).
Aquí nos pasó algo parecido con el famoso efecto dosmil (el mayor hoax de la historia, diría yo).

Últimamente leo muchos artículos en blogs personales y de economía, en prensa... acerca de la explosión de la burbuja inmobiliaria, y la crisis económica que nos vendría encima cuando eso ocurriera. Lo pintan tan mal como si Fenriss se fuera a comer el Sol...

Voy a analizarlo un poco por encima.

Partamos de la base de que vivimos en un sistema económico capitalista.
El capitalismo, tal como yo lo veo, se basa en: capital, propiedad e información.
Habrá algún marxista que me diga que también se basa en el trabajo, pero eso me parece una obviedad: lo que se basa en el trabajo es la existencia humana. Sin capitalismo, seguiríamos teniendo que trabajar para vivir.

Que el capitalismo se basa en el capital es también obvio. Pero no solamente en el capital: sino en que el hecho de que de ese capital podemos realizar una abstracción: el dinero. Utilizamos el dinero para facilitar el comercio (que fue precisamente el orígen del capitalismo, antes de la revolución industrial).
Una economía de trueque seguiría utilizando capital, pero no podría ser capitalista.
El precio del dinero tiene mucho que ver con el tema que trato.

Luego viene la propiedad. Para que un sistema capitalista funcione, se tiene que garantizar la acumulación de capital. No es posible especular con bienes comunes: tendría la misma relevancia económica que jugar al póker apostando aire.
Por eso, siempre que vemos a los liberales hablar sobre desmantelar el Estado para garantizar la libertad individual, nunca mencionan desmantelar la policía o el sistema penitenciario (que nacieron para preservar la noción de propiedad). El truco es simple: en su discurso, convierten una institución en un derecho. Y no, no es lo mismo.
Por cierto, con propiedad me refiero también a la propiedad pública. Al fin y al cabo, eso que llaman comunismo no es más que capitalismo de Estado (donde, como en todos los monopolios, simplemente se limitan los movimientos del mercado). Y los remedos socialdemócratas posteriores cojean de la misma pata.

En último término, contamos con la información. Quien haya leído algo acerca de teoría de juegos lo entenderá mejor.


Cuando últimamente se habla sobre la burbuja inmobiliaria, todo el mundo se limita a analizarla desde el punto de vista de la propiedad y del capital.

El factor del capital puede hacer que reviente el mercado inmobiliario. Las entidades de crédito, de hecho, ya están empezando a batirse en retirada del sector y a endurecer las condiciones para el crédito hipotecario. Además, teniendo en cuenta que el crecimiento de la economía asociado a la construcción no ha repercutido en un aumento del nivel adquisitivo (entre otras cosas, por la contratación de inmigrantes), es previsible que cada vez menos gente pueda comprar vivienda. Con lo que si merma la demanda...

En cuanto a la propiedad: la única forma de amenazar el mercado inmobiliario socavando el "derecho" a la propiedad, es mediante la okupación. La okupación funciona muy bien para conseguir inmuebles a los que dar un uso colectivo, pero es inviable para lograr viviendas, empezando por el simple hecho de que si okupas una propiedad no puedes abandonarla (no puedes ni ir a trabajar, con lo que eso conlleva).
Además, ningún gobierno va a permitir que atentemos contra la institución de la propiedad: son capaces de aplicar la legislación antiterrorista a los okupas (ya lo han hecho antes...).


Pero lo que yo creo que sí puede reventar el mercado es la información. La retirada de capital del sector podría sencillamente moderar los precios en vez de provocar una crisis.

Sin embargo, de la información depende, y mucho, lo que pase a partir de ahora.

El padre de Kennedy contaba una anécdota (probablemente inventada, pero ejemplarizante) sobre cómo retiró sus activos en Bolsa después de que un limpiabotas le aconsejara sobre inversiones. Si el mercado ha llegado al punto de que un limpiabotas puede opinar sobre él, -pensó-, es que no es seguro. Poco después vino el crack del 29 (una crisis provocada por la especulación, como ésta de la que hablamos).

Dejando al margen el clasismo subyacente a la historia, queda claro que este tipo de comportamientos suelen preceder a las crisis.

Y más en nuestro país. Será que lo de creer que lo sabemos todo va con el carácter mediterráneo, porque vivimos en una tierra llena de abogados, mecánicos, historiadores, informáticos, economistas... de boquilla. Los que dicen: el ladrillo nunca ha bajado. Si no puedes pagar la hipoteca, el banco se queda con la casa y punto. Alquilar es tirar el dinero. Mientras suban los precios, estás ganando dinero.
Esta es la gente que se embarca en hipotecas que no pueden pagar, y nos tratan de idiotas a quienes no lo hacemos.

Pero este tipo de personas son necesarias para que haya un mercado especulativo, porque la especulación se basa en creencias irracionales: si no creyeras que vas a ganar, jamás invertirías; y si sabes racionalmente que vas a ganar, o bien tienes información privilegiada (privilegiada significa que no la tiene casi nadie, no lo que te cuenta tu cuñado; y aquí puede ser incluso un delito utilizarla), o bien eso quiere decir que va a invertir todo el mundo.

Aquí la información juega un papel fundamental: la difusión de creencias, muchas veces arraigadas en nuestra cultura (como el apego a la propiedad del suelo sobre el alquiler), va paralela a cualquier mercado. Volvemos otra vez a la teoría de juegos: es como apostar al póker. No dependes sólo de lo que sabes, sino de lo que los demás saben, de lo que creen, y de lo que saben que tú sabes. Ahí es nada.

Pero la información tiene un papel más importante todavía: la confianza. Al fin y al cabo, la confianza es una creencia (o sea, información). El banco te concede crédito porque confía en que lo vas a pagar. Tú compras la casa porque confías en que te la vas a quedar tú y no el banco. El constructor invierte en la confianza de que va a poder vender.

Esa confianza es imprescindible, porque sin ella el mercado no funciona. Si lo miramos a gran escala, sin confianza el dinero carecería de valor (así que no sería posible una economía capitalista).

Y es esa confianza la que se está quebrando. Los bancos empiezan a cagarse de miedo, porque se dan cuenta de que han confiado (crédito fácil) en muchas personas que probablemente no puedan pagarles nunca. Los constructores empiezan a mirar con más cuidado las inversiones, o bien están liquidando el suelo que les queda, viéndose en lo peor. Los consumidores empiezan a temer que pueda reventar la burbuja.

Esta falta de confianza es la que, precisamente, puede hacer que ésto estalle, en lugar de tener un "aterrizaje suave" como dicen los comerciales de las inmobiliarias. Toda creencia afecta al mercado: cuanto más se extienda, más le afectará.

Así que estoy convencido de que sí, va a estallar la burbuja inmobiliaria. Dudo mucho que el panorama sea tan jodido como algunos lo pintan, pero en cuanto nos hayamos acojonado lo suficiente, tenemos el petardazo asegurado.

¿Y la solución? No la conozco. Creo que no la hay, porque las únicas creencias que podemos contraponer a la pérdida de confianza en el mercado, son las absurdidades que han contribuído a inflarlo y traernos a este punto. Y esas ya no van a valer para nada.

Supongo que éste será el último post que escriba sobre economía. Principalmente, porque considero que la economía es una pseudociencia (al menos, la que se enseña académicamente). Pseudociencia en la que además tengo inmensas lagunas. Además, es un coñazo, sobre todo cuando pretendo tener razón.

Pero después de la cantidad de polladas que he leído en foros, al menos me he desahogado, que es de lo que se trata.

7 comentarios

Teleoperadora -

He disfrutado cada párrafo.

reve -

Yo espero y espero sentada a que todo eso ocurra y los precios bajen por pelotas, aún sabiendo que me perjudicaría profesionalmente como a herel..
Aunque también es cierto que lo de tener una casa en propiedad es algo que no me inspira la menor ilusión, al menos por ahora, estoy de puta madre de alquiler...
Pero en general, y sin ningún conocimiento económico, mi planteamiento sobre el tema es parecido al tuyo, asusta pensar en la cantidad de casas que de repente ya no se podrán pagar...

herel222 -

Es que estoy muy pendiente de lo que se habla sobre la burbuja inmobiliaria. Aunque no me beneficio de ella por una parte, por otra trabajo en el sector de la construcción: por un lado me perjudican los precios porque todavía no tengo vivienda en propiedad, pero por otro me perjudicaría profesionalmente que se dejara de construir.
Otro dilema más, porque aparte soy ecologista y no me agrada que se urbanice tanto territorio. Tengo una doble moral que te cagas :DDD

guillermo -

Yo también me lo he leido entero y si, vale todo muy interesante pero no dices nada de si dentro de 5 años podré comprarme un piso sin tener que vender mis 2 riñones y una pierna, tsk no ayudas nada

on -

Bueno, también me vale la inflacción de los precios.

De todas formas, me sorprende que te lo hayas leído entero, porque lo he repasado y es un soberano coñazo...

on -

No hablo de la confianza en el dinero, hablo de la confianza en el mercado inmobiliario.

La confianza en el dinero sólo se ve amenazada cuando ocurren cosas con los bancos, como el corralito en Argentina, o la caída de la banca piramidal en Albania.

Si aquí no sucede lo mismo, seguirá todo como hasta ahora, salvo para los que se arruinen.

herel222 -

La única vez que he pensado que el mundo podía dar un cambio brusco, y que el dominio de los países ricos se podría resquebrajar desde dentro fue con el 11M. Pero nada ha ocurrido, nada brusco. El capitalismo sigue ileso.
A diferencia de otras épocas, hoy existe el dinero virtual, la gente -como dices- sólo tiene que confiar en el valor del dinero, no necesita verlo.